Nuestro Puerto Rico del Alma

Una vida no es fuerte sino cuando se ha consagrado a conquistar su ideal por sencillo que sea. Eugenio María de Hostos.

sábado, 23 de julio de 2011

No al gasoducto en Puerto Rico




Puerto Rico aún no se recupera de las décadas de daño ambiental causado a la municipalidad de Vieques. Ahora, la propuesta para construir un gasoducto que cruce la isla de sur a norte vaticina más devastación.

Propuesta en el 2010 con el propósito de incrementar el suministro de gas en la isla, el gasoducto de 92 millas ha provocado grandes demostraciones en contra, y con toda razón. Se han documentados diversas consecuencias adversas a la construcción, entre los que se encuentran el daño significativo a los bosques, especies animales y sitios arqueológicos, así como la contaminación del agua potable que podría afectar a cientos de miles de residentes.

Los líderes electos y de la comunidad en los Estados Unidos son responsables de esclarecer el asunto —más aún si se considera la actitud del gobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño.

El gobernador estableció una medida de emergencia en el ámbito de la energía para agilizar el contrato multimillonario —sin seguir las reglas básicas que rigen los contratos públicos ni consultar la opinión de los residentes.

La administración de Fortuño no ha sabido responder con claridad a las preguntas de cómo es que se concedió este enorme contrato de construcción. Y, en una economía que no puede exponerse a un traspié más, la administración no ha explicado cómo el proyecto es más económicamente más eficiente que otras fuentes de energía alternativa.

Los puertorriqueños se han dado cuenta de estas marcadas discrepancias: 70 por ciento de ellos, de acuerdo a una reciente encuesta del Nuevo Día, ha expresado su oposición al proyecto.

Para sortear mayor escrutinio público, la administración de Fortuño sacó su propuesta de construcción de Puerto Rico y la envió al US Army Corps of Engineers, en Jacksonville, Florida, donde será evaluado —en inglés y lejos de los afectados.

Los riesgos del mal llamado proyecto Vía Verde no se deben ignorar. La oposición ha presentado sus inquietudes al cuerpo técnico estadounidense, los legisladores federales y, hace poco, a la Casa Blanca.

Los puertorriqueños fuera de la isla deben expresar sus preocupaciones en nombre de los isleños —como han hecho a través de la historia— acerca de un plan que huele a peligro. Esto incluye a los congresistas puertorriqueños José Serrano y Nydia Velásquez, quienes no han declarado su posición al respecto.

La preservación de las riquezas naturales de Puerto Rico —como proclamaron tanto los boricuas como los latinos en el más reciente desfile boricua — es tarea de todos. La suspensión de este peligroso gasoducto debe ser inminente.




No al gasoducto en Puerto Rico
2011-07-22
El Diario NY

Fotos:
El Diario NY
Diálogo Digital

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