sábado, 28 de marzo de 2009
La educación debería ayudar a comprender.
“La educación debería ayudar a comprender la significación y el fin de la vida y debería ayudar a descubrir la manera correcta de vivir. Creo que el correcto camino espiritual es fundamentalmente idéntico para todos los seres humanos. Y el correcto camino practico fue también el mismo para toda la humanidad en la anterior a la división del trabajo que se hizo necesaria al cambiar la organización social y la técnica de la humanidad, las cuales pasaron de su original simplicidad a una creciente complejidad.
En la era de la civilización técnica, la educación tiende a satisfacer necesidades mediante el adiestramiento profesional en ramas especiales del saber y en tipos especiales de conocimiento. Pero, antes de comenzar a ejercer, cualquiera que haya recibido formación profesional, debería prestar el juramento hipocrático que exige a los han de ejercer la profesión medica. Cada nuevo profesional debería comprometerse a emplear sus conocimientos especiales y su pericia en el servicio de sus semejantes y no en su explotación. Debería dar prioridad a esta obligación de prestar servicios antes que a su necesidad de ganarse el sustento para si mismo y para su familia. El ideal al que debería consagrarse es el de prestar máximo servicios y no el de obtener máximo beneficios”.
Daisaku Ikeda
*Texto del Juramento Hipocrático*
Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que este mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mantenimiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.
Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.
Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos. Pasare mi vida y ejercere mi arte en la inocencia y en la pureza.
No tallare a nadie ni siquiera a los calculosos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualesquier cosa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.
Guardaré silencio sobre todo aquellos que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deban ser públicos, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.
Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.
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