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Una vida no es fuerte sino cuando se ha consagrado a conquistar su ideal por sencillo que sea. Eugenio María de Hostos.

viernes, 15 de mayo de 2009

Prohibido penetrar en el cielo de EE UU




Washington veta el acceso a su espacio aéreo a un intelectual izquierdista colombiano

Faltaban apenas cinco horas para que el vuelo 438 de Air France, que enlaza París con México, llegase a su destino el 18 de abril cuando la voz del comandante despertó a los pasajeros somnolientos. Les anunció que las autoridades de Estados Unidos no autorizaban el sobrevuelo de su país por el avión porque a bordo viajaba una persona que, por motivos de seguridad, no era bienvenida en su espacio aéreo. En voz baja los pasajeros empezaron a preguntarse quién podía ser el "terrorista" a bordo o quién tenía "cara de musulmán".

El comandante retomó después el micrófono para explicar esta vez que el aparato se alejaba de las costas de Florida, por donde iba a penetrar en el espacio aéreo de EE UU, para dirigirse a Martinica, una isla francesa en el Caribe. Allí repostaría antes de proseguir hacia México.

Al poco de despegar de Martinica el copiloto se paseó entre los pasajeros y, al fondo del avión, se acercó a uno de ellos. "¿Es usted el señor Calvo Ospina?", le preguntó. "Sí", le contestó el viajero. Entonces le invitó a la que acompañase hasta el final del aparato.

El copiloto comunicó a Hernando Calvo Ospina que él era el responsable del desvío. El escritor y periodista colombiano, de 48 años, se quedó "atónito", afirma en conversación telefónica desde Managua. Ahora residía en París, pero años atrás había viajado a EE UU sin ningún problema.

"¿Usted cree que soy terrorista?", le preguntó al copiloto. Éste le respondió que no y por eso le informaba. Era, añadió el tripulante, la primera vez que le sucedía algo así en un vuelo. Cuando Calvo regresó a su asiento otros miembros de la tripulación deambularon por el pasillo mirando con curiosidad al hombre que amenazaba la seguridad de la superpotencia.

El avión tomó tierra en México con seis horas de retraso y, como preveía Calvo, la policía le esperaba para interrogarle. Llevaban impresos una docena de folios sobre él que les ayudaron en sus pesquisas. "¿Es usted católico?", fue una pregunta recurrente para averiguar si era musulmán.

"Fueron muy amables", recuerda Calvo. Uno de ellos le explicó incluso que estaba siendo interrogado por encargo de las autoridades de EE UU. "Después del 11 de septiembre [2001] los estadounidenses nos aumentaron el trabajo de colaboración", precisó el agente. A la mañana siguiente el periodista embarcó sin problemas rumbo a Managua dónde efectuó un reportaje para la publicación "Le Monde Diplomatique".

Calvo afirma ignorar oficialmente lo que motivó el veto de EE UU aunque sospecha que son sus críticas virulentas a su política en Latinoamérica, empezando por Colombia, y sus entrevistas periodísticas con dirigentes de las FARC colombianas consideradas como un grupo terrorista.

La decisión de la Agencia de Seguridad del Transporte de EE UU (TSA, según sus iniciales inglesas) ha suscitado un sinfín de protestas de sindicatos de periodistas en Francia y Latinoamérica. Pone de relieve que la TSA recibe las listas de los pasajeros que viajan de Europa a México cruzando el espacio aéreo estadounidense.

Air France confirmó el desvío de su avión lo que "conllevó un coste elevado" porque fue necesario alojar en hoteles a los pasajeros que perdieron su correspondencia en México, abonar las tasas de aterrizaje en Martinica, repostar etcétera. La compañía desea conocer oficialmente las razones de TSA para tratar de obtener una indemnización en EE UU por la vía judicial.

La aerolínea cumplió con el requisito consistente en enviar a las autoridades de México, con la debida antelación antes del despegue, la retahíla de datos sobre sus pasajeros estipulados en el procedimiento APIS (Advanced Passenger Information System).

Los mexicanos se los debieron de comunicar, a su vez, a la TSA estadounidense que tardó en reaccionar. Sólo lo hizo cuando el aparato se acercaba a la costa de EE UU. "Más que nunca Big Brother te está vigilando", afirma Maurice Lemoine, redactor jefe de Le Monde Diplomatique.

Washington no ha querido nunca desvelar el número de personas que figuran en su "no fly list", pero estimaciones de la prensa norteamericana calculan que son unas 50.000, en su mayoría musulmanas. Ahora ha quedado claro que estar en esa lista significa también que ni siquiera se puede sobrevolar la superpotencia.

Por: IGNACIO CEMBRERO - Madrid - 03/05/2009

© Diario EL PAÍS S.L.

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