Nuestro Puerto Rico del Alma

Una vida no es fuerte sino cuando se ha consagrado a conquistar su ideal por sencillo que sea. Eugenio María de Hostos.

martes, 2 de junio de 2009

La vida que le espera a Sotomayor



De ser confirmada en el Senado, Sonia Sotomayor subirá los escalones de mármol de la Corte Suprema, lista para conocer y formar parte del exclusivo mundo del poder judicial estadounidense. Un escenario familiar para la jueza, pero diferente si se vive desde adentro.

Probablemente el 5 de octubre, si las estimaciones de la Casa Blanca son correctas, Sonia Sotomayor llegará a la Corte Suprema y entrará a la exclusiva cámara que se le asignará en el segundo piso del edificio. Ahí es probable que reciba las efusivas felicitaciones de su equipo más cercano, que estará compuesto por dos secretarias, hasta cuatro actuarios judiciales y un asistente personal.

Tras esto, se preparará para su ceremonia privada de investidura. Con el traje negro que caracteriza a los jueces del máximo tribunal, Sotomayor entrará a la sala principal de la corte, que tiene como centro un estrado de nueve lugares para los jueces.

En el salón adornado con una alfombra roja y azul, cortinas rojas de terciopelo y construido con enormes pilares de mármol ubicados al centro y los costados, la prensa la observará desde el ala izquierda; su familia la aplaudirá desde el ala derecha y sus colegas abogados y el público en general la verán desde el centro.
Con la máxima formalidad y emoción que se da en este tipo de ocasiones, esta mujer hispana pronunciará las siguientes palabras.

“Yo Sonia Sotomayor, juro solemnemente que administraré justicia sin importar a quién, con iguales derechos para ricos y para pobres, y que cumpliré fiel e imparcialmente todas las tareas asignadas que se me asignen como jueza de la Corte Suprema bajo la Constitución y leyes de los Estados Unidos. Entonces, que Dios me ayude”.

Desde ese momento en adelante, la vida de esta puertorriqueña de 54 años cambiará para siempre y estará dedicada a una rutina que sólo un juez del máximo tribunal tiene.

Durante el período de sesiones públicas, que se extiende las dos primeras semanas de los meses que van desde octubre hasta abril de cada año, de lunes a miércoles, Sotomayor llegará cerca de las 9 de la mañana al histórico edificio construido en 1935.

Ahí se encontrará con el equipo de ocho jueces compuesto por el presidente de la corte John Roberts, junto a John Stevens, Antonin Scalia, Anthony Kennedy, Clarence Thomas, Ruth Ginsburg, Stephen Breyer y Samuel Alito.

La juez hispana ocupará el asiento ubicado en el extremo derecho del estrado, por ser el miembro más nuevo del tribunal. Ahí permanecerá en sesiones de una hora, en que cada parte tiene 30 minutos para exponer sus argumentos orales.
Según declaraciones que han realizado los actuales integrantes de la corte, este proceso es uno de los más interesantes que experimentan los magistrados, no porque sea un interrogatorio al abogado que está presentando el caso, sino porque “es una oportunidad para los jueces de plantear preguntas y en el fondo tener un diálogo entre colegas sobre la interpretación de la ley”.

Al término de las sesiones de la mañana, a las 1 PM, Sotomayor almorzará con los demás jueces en un comedor de la Corte Suprema, para luego continuar la jornada por la tarde, en caso que se hayan programado argumentos orales en la agenda.
Una vez que los casos sean escuchados, comenzará un largo proceso de discusión.
Durante el período en que no esté en sesiones, Sotomayor, así como sus colegas, revisará peticiones de casos para ser discutidos en la corte. Anualmente se presentan alrededor de 8 mil peticiones, de las cuales se aceptan cerca del 10 por ciento.

Así pasarán los días de la que alguna vez fue una niña nacida en el Bronx y educada en un proyecto habitacional de la parte sur de Nueva York.

Fuente: El Diario
Antonieta Cádiz

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