Nuestro Puerto Rico del Alma

Una vida no es fuerte sino cuando se ha consagrado a conquistar su ideal por sencillo que sea. Eugenio María de Hostos.

jueves, 1 de enero de 2009

EL AÑO VIEJO ME JAMAQUEO LA VIDA

Despedir el año viejo con un accidente me ha jamaqueado la vida: “Cambia todo cambia”.

El martes 30 de diciembre de 2008 fui a Target a ver las películas que tenían en especial. Ya sabes, un fin de semana largo, venía una nevada, estaba frío. ¿Qué iba buscando? No se, acción, drama, comedia, romance, lo que fuera interesante. Me pongo a mirar, y veo una película que era la única en la tablilla donde estaba puesta: “bella: one moment can change your life forever” con los actores Eduardo Verastegui y Tammy Blanchard. Me llamó la atención, sobretodo el hecho de que se tratara de hispanos en NYC, y por supuesto, me llamo la atención el tema. Además, la película había ganado varios premios. Pensé que sería cara, si así hubiese sido, no la hubiese comprado y esperaría a que bajara de precio. Mire a ver su precio, pero de hecho, me di cuenta de que el nombre de la película no correspondía al nombre de la película de la tablilla en que estaba puesta. Busqué, busqué, y busqué, pero esa película no aparecía por ningún otro lado, ni siquiera una tablilla con su nombre. Pregunté por el “scanner” de precios, vaya!, “good deal”, costaba $13.00. Me la llevé, y dos o tres más que conseguí por menos.

Amaneció el miércoles, 31 de diciembre de 2008. Me sentía extraña y pensaba que yo no quería morir. No se por qué, pero eso pensaba. Se levantó el nene, el menor, lo abracé y bailé con él en mis brazos, le dije que lo amaba mucho. Se levanto el otro, lo abracé y bailé con él en mis brazos, e igualmente le dije lo mucho que lo amaba. No quería ir a trabajar, estaba nevando, hacía un viento increíble, y estaba bien frío, en -3 grados. Me regodeé, ya iba tarde. Mi esposo estaba afuera limpiando y calentándome el carro. Le di un beso, le dije que lo amaba, me despedí y salí. Iba bajando la cuesta, y el carro patino, y en menos de un segundo me di cuenta que me estaba saliendo del camino e iba directo hacia el barranco. Sabía lo que me esperaba, y grité, “Señor, Señor”, gire el guía con toda mi fuerza hacia la derecha, pues el barranco quedaba a la izquierda. Cuando llegué justo al borde de la carretera en ese lado izquierdo cerré los ojos. Sentí como el carro chocó contra las piedras y un palo y rebotó hacia la derecha. Entonces vi como me dirigía hacia la montaña, traté de enderezar el guía para no chocar, el carro se enderezó, pero como iba patinando, caí en la zanja, y ahí me quedé atascada. Gracias al Señor me quedé ahí, porque lo próximo era seguir bajando la cuesta sin rumbo definido y en algún lugar iba yo a chocar contra algo. Me quedé como cinco minutos lela, respirando…asustada… pensando que yo no quiero morir en este momento.




Llamé a mi esposo, el cual no tardó en venir a mi rescate. En lo que él llegó, pasó un trabajador de la brigada de limpieza y preguntó si necesitaba ayuda. Le dije que si. Mi esposo llegó, lo abracé, y le conté. Las marcas del carro todavía no habían sido borradas por la nieve. El se quedó con el carro, yo subí la carretera a pie para ir al encuentro con mis hijos, pues se habían quedado solos. Llegué sin aliento, los abracé y les di un beso diciéndoles lo mucho que los amaba. Así como mi madre me enseñó, me hinqué a orar y dar gracias a Dios y a pedirle que ayudara a mi esposo a sacar el carro de donde estaba. Ciertamente Dios mandó su brigada pues más de ocho hombres llegaron, levantaron el carro y lo sacaron. El día transcurrió entre llantos, despistes, dolor de cabeza, silencios, miradas pensativas, porque la mente corre… ¿y qué si hubiese sido distinto el desenlace?

Antes de que se fuera el año le dije a mi esposo, “el año viejo me ha jamaqueado la vida,” y no es que yo no valore lo que tengo, siempre lo he valorado, pero me ha servido para reafirmar que valoro a mi familia, que valoro la vida que tengo, y no los quiero dejar abandonados, pues no sería lo mismo. Jamás seria lo mismo! Despedí el año sentada con mis hijos durmiendo en mis brazos.

Llegó el año nuevo, 1 de enero de 2009. Le dije a mi esposo, yo quiero ver la película “bella”, y demás esta decir que me sacó las lagrimas. Hacía tiempo que una película no me hacia llorar ni me llegaba tan profundo al corazón. Ese joven futbolista atropelló accidentalmente a una niña, y desde ese momento la vida le cambió para siempre. Lo más bello de la película fue ver como él le salvó la vida a otra niña, cuya madre había pensado abortar. Pero lo más que me emocionó fue ver una película sobre como la vida puede cambiar a uno en un segundo para siempre, o dejar de existir. Entendí la extraña sensación que sentí al comprar la película el día antes, y todo lo demás…

Al terminar la película, Don Segundo y yo hicimos un queso fundido, servimos unos tostitos de maíz azul y otros de soya, y lo acompañamos con una Root Beer, (de dieta, como dice nuestro hijo “of corsen” en vez de “of course”), comimos y nos desahogamos, había que dejarlo salir…

Gracias a Dios el desenlace de mi accidente no fue trágico, Dios me salvó, pero ese suceso me jamaqueó la vida. La Bianca del año 2009 no es la misma Bianca del año 2008. Como dice la canción de Mercedes Sosa:

Lo que cambió ayer
Tendrá que cambiar mañana
Así como cambio yo
En esta tierra lejana

Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia
Cambia todo cambia

Pero no cambia mi amor...

Ay Señor, gracias porque estas aquí entre nosotros!

6 comentarios:

Elco Lao dijo...

Bianca:

Este año me hospitalizaron. Por eso en septiembre de 2008 apenas pude publicar en el Blog. Reconozco todos esos síntomas que vienen inmediatamente después de un evento que nos acerca al otro lado de la vida. Pero, después esa "resaca" o "jamaqueón" primero, vienen otros "jamaqueones"...

Al final del proceso, estamos obligados a entender que esta vida es pasajera y que tenemos que vivirla a plenitud, que tenemos que vivir cada día como si fuese el último. ¡Qué bueno que ESE día pudiste abrazar a tus hijos y a tu esposo antes del evento. A veces algunos de nosotros no podemos hacer esto todos los días...

Disfruta de la compañía de tus cercanos y amados porque ese será el único tesoro que nos llevaremos al partir: el amor que le dimos a los demás... Esa es la verdadera PAZ.

¡PAZ para ti y para Segundo,,,!

Ana dijo...

Qué alegría que nada irremediable suceda!

Me parece muy interesante lo siguiente:
El poderoso deseo o decreto de no querer morir.
Fue lo mismo que pensé hace años en un accidente en el que casi cuelgo los tennis.
Creo que fue una exigencia, un quiero seguir viva porque me falta demasiado por hacer.
Me habría perdido de tantas cosas bellas y valiosas, de tanto aprendizaje y cambio.

Viva la vida!
Alegrías y salud en el 2009!

Doña Bianca dijo...

Elco Lao,

Muchas gracias por sus palabras. Esos jamaqueones, si, son frecuentes pues no hay nada seguro en este mundo. Y si, lo unico que vale son las relaciones humanas que se dan con amor, solidaridad, empatia, entusiasmo, hermandad, etc. todos los dias con todos los que nos relacionamos de multiples formas, con familiares, amigos, vecinos, conocidos, colegas, blogueros, etc. Nosotros siempre hemos pensado que si en Puerto Rico hubiera mas solidaridad, hermandad, empatia, y menos politiqueria, consumerismo, materialismo, elitismo, etc. estariamos mejor.

Mucha paz, salud y felicidad para usted y los suyos. Eso es lo que vale.

Doña Bianca dijo...

Ana,

Concurro con usted. Son muchas las veces que uno siente cosas y es algo puramente espiritual. Si, yo me sentia extrana y todo lo que me paso estuvo tan bien conectado como un rompecabezas. Ahora, de esos jamaqueones se reafirman cosas, se aprenden cosas, y ciertamente, todo cambia. Muchas gracias. Que viva la vida!

Prometeo dijo...

Para los que creemos en Dios esto fue un milagro. Yo tuve un jamaqueón similar hace varios años atrás en un accidente en el que casi perdemos la vida mi esposa, mi hijo menor y yo. Te hace ver la vida de otra manera. Gracias por compartir la experiencia. Adelante y éxito.

Doña Bianca dijo...

Muchas gracias Prometeo. Si, concurro, fue un milagro y estoy agradecida. Tengo una nueva forma de ver la vida y eso es lo valioso. De hecho, decidi escribirlo para mi misma, no lo habia hecho antes, estoy escribiendo mis resoluciones de 2009 como mucha gente suele hacer. Saludos y muchas bendiciones para usted y su familia en el nuevo año.