Mi felicidad consiste en que sé apreciar lo que tengo y no deseo con exceso lo que no tengo. León Tolstoi
Mi mujer me dice que me deje de boberías y deje de procrastinar con este asunto de escribir en un blog y me ponga a escribir mis opiniones sobre distintos asuntos del acontecer de la vida. Lo que siento, lo que pienso, y como dijera Fidel Castro, “todo el mundo tiene algo que decir.” Ella me reclama, como j… la vieja, ¡coño!. Así que para sacarme de encima la cantaleta de la doña tendré que dejarme sentir. Bueno, no queda otra que escribir.
¡Coño!, como duele el despertar en las mañanas, pero cuando algo me duele digo, ¡diache! aún estoy vivo, aún respiro, no está tan mala la cosa, así que tipo, viejo, levanta los huesos y sal a caminar, como dice la canción de Roy Brown, escrita por Don Juan Antonio Corretjer, ¿qué más puedo hacer?, cargar con mis dolores de cuello, de espalda, de esto, de aquello, pero mis dolores me hacen sentir vivo, y claro, aún mi amigo sigue en pie de lucha, sigue como siempre, ese tipo aún no cambia….; pobres de aquellos que para sentirse jóvenes o vivos necesitan una muchachita de 22 a 28 años, que pudiera ser la hija por la edad, y/o necesitan conducir un carro deportivo, quitarse el bigote por que ya le brotan venas blancas, y/o necesitan vestir de mahones, pantalones cortos, ropa deportiva, gafas a lo Pedro Navaja y, con la joven en brazos, piensan que encontraron la fuente de la juventud, que el tiempo dio marcha atrás, en esa pintura surrealista de Salvador Dalí. Sólo falta tomar la píldora mágica, la pastilla azul, símbolo de vitalidad misma, la Viagra, ¡para sentirse insuperable!. Con eso se sienten jóvenes de nuevo y completan su “ideal redentor” como decía Don Miguel de Unamuno. Hummm...…como si con eso se pudiera esconder el tiempo impecable, o detener el tiempo ya vivido, el camino ya recorrido, ¿quién lo borra?, es como el millaje de un carro que aunque retrases la cuenta millas, el motor y el auto siguen siendo viejos. ¡Pana!, eso no lo cambia nadie aunque te sometas a las cirugías como las doñitas que por $18 mil hasta se las ponen nuevas y se hacen vírgenes de mentiras. ¡Ay, ay, ay, ay!, hasta donde llega la vanidad y la mentira. “Chacho”, como dice mi mujer, yo ni voy a mirar para allá. Quienes se benefician y se lucran de esta situación son los galenos que cada vez se hacen más ricos a cuenta de la banalidad y los solipsismos de muchos en esta sociedad.
El tiempo puede dar duro en el cuerpo, pero no en la mente, con ejercicios y las medicinas para las dolamas yo seguiré, más o menos luchando con el tiempo, se combate con la dieta de no comer esto y aquello, los suplementos vitamínicos, dejando de comer las cosas que no ayudan y comiendo las que ayudan y dan beneficios. Espero seguir sintiendo el dolor de estar vivo y seguir luchando en esta vida, por que hay que seguir hasta que el motor se pare. Seguiré en mi lucha con ganas de ver a mi doña y seguir jugando con mis chamacos aunque me duela hasta el…… Así es la vida, ¡coño!, eso es vida. Así que síguele, ¡eh!, barlovento… sopla el viento…, como dice la canción de Andrés Jiménez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario